EN EL SILENCIO DE DIOS...
- Liliana Méndez Ebra
- 16 mar 2020
- 7 Min. de lectura

Salmos 22:1-2 Nueva Versión Internacional (NVI)
1 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Lejos estás para salvarme, lejos de mis palabras de lamento. 2 Dios mío, clamo de día y no me respondes; clamo de noche y no hallo reposo.
Salmos 83:1 Nueva Versión Internacional (NVI)
1 Oh Dios, no guardes silencio; no te quedes, oh Dios, callado e impasible.
Este parece ser nuestro clamor en el día de angustia. Cuando hasta respirar nos cuesta trabajo y creemos que el mundo se nos viene encima. David lo explicaba diciendo que “TODAS SUS OLAS HABÍAN PASADO SOBRE ÉL” (Salmos 42:7). La realidad es que todos anhelamos recibir respuesta de Dios. Deseamos tener evidencia de que Él nos escucha.
¿PERO QUÉ OCURRE CUANDO, COMO DICE EL SALMISTA, DIOS GUARDA SILENCIO?
¿Es Su silencio señal de que no nos ha escuchado? ¿Es que para Él nuestra necesidad no es importante? Es acaso que estamos ante la indiferencia de un Dios que se complace en hacernos sufrir. ¿O será esta una maravillosa OPORTUNIDAD de intimar mucho más con nuestro Padre?
En las Escrituras encontramos ejemplos de hombres y mujeres de Dios que experimentaron Su Silencio. Veamos algunas de sus experiencias y el impacto en sus vidas.
A) 2 Samuel 12:15-18 Nueva Versión Internacional (NVI) (DAVID)
15 Dicho esto, Natán volvió a su casa. Y el Señor hirió al hijo que la esposa de Urías le había dado a David, de modo que el niño cayó gravemente enfermo. 16 David se puso a rogar a Dios por él; ayunaba y pasaba las noches tirado en el suelo. 17 Los ancianos de su corte iban a verlo y le rogaban que se levantara, pero él se resistía, y aun se negaba a comer con ellos. 18 Siete días después, el niño murió. Los oficiales de David tenían miedo de darle la noticia, pues decían: «Si cuando el niño estaba vivo, le hablábamos al rey y no nos hacía caso, ¿qué locura no hará ahora si le decimos que el niño ha muerto?»
Quizás este no sea el mejor ejemplo ya que en 2 Samuel 12:14, el Señor, a través del Profeta Natán, le había anticipado a David que el niño habría de morir. De todas formas, David comienza en un período de “negociación con el Señor” por la vida del niño durante el cual no recibió ninguna respuesta del Padre.
EN EL SILENCIO DE DIOS APRENDEMOS A ACEPTAR SU VOLUNTAD.
B) Job 42:1-6 Nueva Versión Internacional (NVI)
42 Job respondió entonces al SEÑOR. Le dijo: 2 «Yo sé bien que tú lo puedes todo, que no es posible frustrar ninguno de tus planes. 3 “¿Quién es éste —has preguntado—, que sin conocimiento oscurece mi consejo?” Reconozco que he hablado de cosas que no alcanzo a comprender, de cosas demasiado maravillosas que me son desconocidas. 4 »“Ahora escúchame, que voy a hablar —dijiste—;yo te cuestionaré, y tú me responderás.” 5 De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos. 6 Por tanto, me retracto de lo que he dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza.»
EL SILENCIO DE DIOS PROVOCA CRECIMIENTO ESPIRITUAL Y NOS PERMITE DESARROLLAR UNA ÍNTIMA RELACIÓN CON ÉL.
C) 1 Reyes 19:11-13 Nueva Versión Internacional (NVI) (Profeta Elías)
11 El SEÑOR le ordenó: —Sal y preséntate ante mí en la montaña, porque estoy a punto de pasar por allí. Como heraldo del SEÑOR vino un viento recio, tan violento que partió las montañas e hizo añicos las rocas; pero el SEÑOR no estaba en el viento. Al viento lo siguió un terremoto, pero el SEÑOR tampoco estaba en el terremoto. 12 Tras el terremoto vino un fuego, pero el SEÑOR tampoco estaba en el fuego. Y después del fuego vino un suave murmullo. 13 Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto y, saliendo, se puso a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz que le dijo: —¿Qué haces aquí, Elías?
EL SILENCIO DE DIOS NOS CAPACITA PARA RECONOCERLO EN MEDIO DE MUCHAS VOCES QUE NOS RODEAN.
D) Habacuc 3:17-18 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
17 Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; 18 Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
EL SILENCIO DE DIOS NOS EJERCITA EN LA ESPERA. ES ASÍ COMO APRENDEMOS A DEPENDER EN ÉL Y DE ÉL, AÚN CUANDO TODAS LAS EVIDENCIAS A NUESTRO ALREDEDOR NOS HABLEN LO CONTRARIO.
Mi esposo y yo nos conocimos cuando teníamos 14 y 15 años respectivamente. Nos casamos a los 21, después de un noviazgo de seis años. Después de estudiar y trabajar por unos cuantos años, tomamos la decisión de tener familia. Esta decisión tan sencilla para muchas parejas resultó ser una de las cosas más difíciles en nuestro caminar como esposos. Ambos amamos al Señor y le servimos desde bien corta edad. Diez años después, muchas lágrimas, oraciones y frustraciones, todavía en nuestro hogar no había nuestro deseado hijo. Habacuc 3:17-19 se convirtió entonces en mi versículo de vida. A través de tantos desengaños, aprendimos a amar a Dios sobre todo y a pesar de todo…Aunque nunca tuviéramos a nuestro anhelado hijo, con todo le amaríamos por quien ÉL ES. En septiembre de 1990, de forma milagrosa e inesperada llegó nuestro primer hijo… Alejandro Rafael, hoy de 29 años. Como le explicaba cuando era un niñito (Alejandro llegó de 40 días de nacido a nuestro hogar); él no salió de mi barriga, sino de mi corazón. El Señor se tomó otros 10 años más para traer a nuestra preciosa hija, Nicole Alexandra, hoy de 20 años.
EN EL SILENCIO DE DIOS, MI ESPOSO Y YO APRENDIMOS A AMARLE MÁS ALLÁ DE LAS BENDICIONES QUE ÉL PODÍA DARNOS. SU TIEMPO Y LA FORMA “CREATIVA” DE RESPONDER A NUESTROS ANHELOS FUE PERFECTO POR MUCHAS CIRCUNSTANCIAS QUE CAYERON EN SU LUGAR Y NO HUBIESEN PODIDO DARSE SI LAS COSAS HUBIESEN SIDO DISTINTAS.
E) Juan 11:5-6 Nueva Traducción Viviente (NTV) (Lázaro)
5 Aunque Jesús amaba a Marta, a María y a Lázaro, 6 se quedó donde estaba dos días más.
EL SILENCIO DE DIOS HACE QUE MADURE EL MOMENTO PERFECTO PARA RECIBIR LA RESPUESTA DE DIOS. PERMITE QUE DIOS PUEDA SER GLORIFICADO MÁS ALLÁ DE TODA DUDA POR AMOR A LOS QUE TODAVÍA NO LE CONOCEN.
HEMOS VISTO COMO DIOS SE MANIFIESTA EN MEDIO DE SU SILENCIO. ÉSTA ES SIN LUGAR A DUDA UNA ESTRATEGIA MUY EFECTIVA PARA LOGRAR LOS PROPÓSITOS QUE TIENE PARA CADA UNO DE NOSOTROS
Recordemos Sus propias palabras:
Isaías 55:8-9 Nueva Traducción Viviente (NTV)
8 «Mis pensamientos no se parecen en nada a sus pensamientos —dice el Señor—. Y mis caminos están muy por encima de lo que pudieran imaginarse. 9 Pues así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos.
TENEMOS QUE RENDIRNOS ANTE EL SILENCIO DE DIOS Y CONFIAR EN QUE ÉL CONTINÚA ESTANDO EN CONTROL.
F) UNA HISTORIA…
«Cuenta una antigua leyenda noruega, acerca de un hombre llamado Haakon, quien cuidaba de una ermita. A ella acudía la gente a orar con mucha devoción. En esta ermita había una cruz muy antigua. Muchos acudían ahí para pedirle a Cristo algún milagro. Un día Haakon, impulsado por un sentimiento generoso, quiso pedirle un favor al Cristo crucificado. Se arrodilló ante la cruz y dijo: - Señor, quiero padecer por ti. Déjame ocupar tu puesto. Quiero reemplazarte en la cruz; Y se quedó fijo con la mirada puesta en la cruz, como esperando la respuesta.
- El Señor abrió sus labios y habló. Sus palabras cayeron de lo alto, susurrantes y amonestadoras: - Siervo mío, accedo a tu deseo, pero ha de ser con una condición.
-¿Cuál, Señor? - preguntó suplicante Haakon. - ¿Es una condición difícil? -Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor!, - respondió el viejo ermitaño.
- ESCUCHA: pero suceda lo que suceda y veas lo que veas, has de guardar silencio siempre. Haakon contestó: -¡Os, lo prometo, Señor! -
Y se efectuó el cambio. Nadie advirtió el trueque. Nadie reconoció al ermitaño colgado con los clavos en la Cruz y a su vez al Señor quien ocupaba el puesto de Haakon. Por largo tiempo cumplió el compromiso al pie de la letra, a nadie dijo nada.
Pero un día, llegó un comerciante rico a la ermita; después de haber orado, dejó allí olvidada su bolsa de dinero. Haakon lo vió y calló. Tampoco dijo nada cuando un campesino pobre, que vino dos horas después, encontró la bolsa de oro del comerciante y, al verla sin dueño, se apropió de ella. Ni tampoco dijo nada cuando un muchacho se postró ante él poco después para pedirle su gracia antes de emprender un largo viaje. Pero en ese momento volvió a entrar el comerciante en busca de la bolsa. Al no hallarla, pensó que el muchacho se la había apropiado. El rico se volvió al joven y lleno de furia le pidió que le devolviera la bolsa que creyó el joven le había robado. El joven sorprendido, replicó: ¡No he robado ninguna bolsa!. -No mientas, ¡devuélvemela enseguida le grito el rico. -¡Le repito que no he cogido ninguna bolsa! fue la rotunda afirmación del muchacho. El rico arremetió, furioso contra él. Cuando de pronto, sonó una voz fuerte: diciendo ¡Detente! Con asombro, el rico miró hacia arriba y vió que la imagen le hablaba. Haakon, que no pudo permanecer en silencio, increpó al rico por la falsa acusación y así defendió al joven. El rico quedó anonadado saliendo de una vez de la ermita. El joven a su vez también salió para emprender su largo viaje.
Cuando la ermita quedó a solas, Cristo se dirigió a su siervo y le dijo: - Baja de la cruz Haakon. Has demostrado que no sirves para ocupar mi lugar. No has sabido guardar silencio. Pero Señor, - dijo Haakon - ¿Cómo iba a permitir una injusticia como esa ?
Mientras se cambiaban los lugares, el Señor, siguió hablando:
- Tú no sabías que al comerciante le convenía perder la bolsa, pues llevaba en ella el precio de la virginidad de una joven mujer. El campesino, por el contrario, tenía necesidad de ese dinero e hizo bien en llevárselo; en cuanto al muchacho que iba a ser golpeado, sus heridas le hubiesen impedido realizar el viaje que para el resultaría fatal. Hace unos minutos acaba de zozobrar el barco en que iba y él ha perdido la vida. Tú no sabías nada. PERO YO SÍ. Es por esto que muchas veces escucho las oraciones y guardo silencio. (1)
G) CONCLUSIÓN
Aunque quisiéramos que Él nos respondiera inmediatamente, y nos otorgara lo que pedimos en nuestras oraciones, Dios no opera así. Él siempre nos responde, PERO a veces lo hace a través de Su Silencio. POR ÉSTO ES TAN IMPORTANTE aprender “a escuchar” Su Divino Silencio en la certeza de que Él sabe lo que está haciendo. En Su silencio nos dice con amor:
¡Confiad en mí, YO SOY!
REFERENCIAS -
(1) Abel B. Veiga Copo, autor de la nota “El silencio de Dios”, Jueves 30 de agosto de 2007, escrita en el portal de la fe católica “RadioEvangelización”.
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